Mi Proyecto

Personalmente la experiencia fue muy enriquecedora, mostrándome el valor y esfuerzo que se le dedica a una foto, el cuidado que hay que tener ante esta cámara es paternal, muy visceral, el hecho de equivocarte cuesta, y caro, pero cuando haces todo bien, desde la construcción hasta medir la exposición con tus propios sentidos y revelarla con los químicos, te llena el alma, te dibuja una sonrisa y te das cuenta que acabas de guardar un instante en una hoja de papel, única e irrepetible, el negativo obtenido te enamorara de la fotografía y no querrás dejar de sacar fotos con aquella cámara, y hasta te darán ganas de tener tu propio laboratorio móvil para poder sacar fotos en mas lugares, claro está el esfuerzo que tuve que poner no fue poco, recorrer calles hasta encontrar un punto que me guste, pensar en la ubicación del sol y las condiciones climáticas para medir a ojo la exposición y conseguirlo es algo que te separa del promedio, claro esto se aprende con ensayo y error, a lo que yo agrego que se necesita seguridad ante todo, el encuadre en mi cámara por lo menos, no se alejaba de un 50 milímetros, y eso nadie me enseño cuanto era, hasta que saque mi primera foto, recordando el lugar donde estaba parado pude hacerme una idea de cuanto abarca la imagen desde la cámara y esta reflexión ahora la llevo ante cualquier cámara ya sea análoga o digital, y puedo encuadrar una imagen sin estar viendo por el visor, completamente excitante aquella sensación, porque ahora voy por la calle y sin darme cuenta estoy sacando fotos con mis ojos en ángulos que no coinciden con la visión común, y además todo esto me hizo valorar el esfuerzo en base al tiempo, como ya sabrás después de leer todo esto, sólo puedes tomar una única foto por recorrido, y luego de estar caminando unos diez minutos para luego encuadrar tres, exponer a noventa segundos y volver por tus pasos hasta el laboratorio y esperar el revelado, te enseña a tener paciencia, aguantando los errores y valorando los aciertos, todo te deja huella, todo enseña.
como anécdota recuerdo que mi primera foto la tomé con 50 segundos de exposición, todo normal, me salio la foto mejor de lo que creía, hasta que un día me toco sacar una foto de aproximadamente 13 minutos, y a mi me carcomía la cabeza pensar que se demoraría tanto, -¿cómo? si la primera foto la tomé con menos de un minuto!- luego de que la revele, me di cuenta que la exposición fue correcta. El cordón umbilical de la rapidez, de la instantaneidad en la sociedad actual se rompió al fin, una foto no importa que se demore un cuatro mil avo de segundo o media hora, esta capturará una imagen digna de recordar, yo lo veo en cómo este aparato se convierte en un mago del tiempo a través de mis manos y conocimiento, porque al final sin importar la exposición, todo queda en una sola imagen, atrapada en el marco negro después del positivado.
Esta pequeña meditación me hizo firme para lograr mi autorretrato “inquieto” en el cual refleja mi manera de comportarme ante el mundo, yo soy un ser imposible de detener.